Cómo afrontar los nervios de una boda
Consejos para “no perder el norte”
“Fue el día más bonito de mi vida”. Al oír esta frase se ponen los pelos de punta:
¿Seré capaz de conseguir esto en mi propia boda?
Cuando se está inmerso en los preparativos de una boda el objetivo es tener la capacidad de generar un recuerdo imborrable y de paso, en la de todo aquel que asista al evento.
Reflexionando sobre este tema, me doy cuenta de que ocurre algo: en los últimos años parece que se vive en una especie de “competición” por organizar la boda más espectacular, original, divertida, romántica de todos los tiempos. Lo que en muchas parejas se traduce en ansiedad prematrimonial.
Unos meses antes se comienza a sentir una presión grande. Tener que compaginar el trabajo con la planificación del gran día, las recomendaciones, no repetir errores de otros, elegir entre una amplia variedad de opciones casi en todo: lugar, trajes, menús, ceremonias, decoración… a veces, una parte de la pareja se entrega más que la otra, se discrepa constantemente en las decisiones y llegan las temidas discusiones…
A toda esta situación le sumamos el miedo al cambio, asalta ese diálogo interno personal… “cambio de estatus… ¿perderé libertades?, ¿un compromiso de por vida? , ¿el padre de mis hijos?”. Se entremezclan muchos pensamientos y emociones contrapuestas… y puede llegar a plantearse la siguiente duda: ¿Cómo voy a casarme con quien no paro de discutir por la simple elección de un menú?
Pero este enfoque no lleva a nada productivo, sino todo lo contrario, destruye ilusiones. Podemos optar por percibirlo como un reto en pareja. Cuando se toma la decisión de unirte con la persona a la que quieres, aceptas también el desafío de afrontar juntos todos los problemas que se planteen a lo largo de la vida. El primero a resolver es convertir un día normal en especial…pero principalmente especial para los dos.
Hay algunos consejos que pueden hacer “no perder el norte”, ya que, no olvidemos que es un día para disfrutar y no queremos que acabe convirtiéndose en algo traumático para la pareja:
1. Menos opiniones, mejores decisiones.
Es un momento emocionante para todo el que os rodea y puede que, con la mejor intención, quieran daros su opinión… Pero hay una idea a tener siempre presente: es vuestra boda. Tener claro los puntos clave entre la pareja es primordial. Lo más importante es que transmita vuestra identidad como pareja: tipo de ceremonia, lugar, fecha, estilo…
Comunicaos entre los dos, escuchaos y negociad. Pero sin olvidar que nadie puede guiaros en algo tan personal. Evitad conflictos familiares, argumentad las decisiones tomadas y hacedlo siempre desde la calma.
2. Contentar a todo el mundo…¡imposible!
Siempre existirán críticas, diferencia de opiniones y gustos entre la gente de vuestro entorno. Aceptadlo y seguid vuestro propio camino, desde la seguridad. Esta actitud os librará de preocupaciones. Recordad que en la vida es sano tomar una actitud de preferencia, es decir, intentaréis que vuestra boda sea agradable para todo el mundo…pero no os crearéis la necesidad de controlar las opiniones de todo aquel que asista.
3. Gestión del tiempo.
Es importante manejar los tiempos previos y eso se puede hacer realizando una lista de prioridades. Id resolviendo primero lo más importante para dejar al final las cosas más sencillas y que sean menos estresantes. Las últimas semanas suelen ser las peores, afloran más los nervios y en estos momentos es más complicado tomar decisiones importantes. Por eso, la organización de mesas, el vestido de la novia y el novio, la lista de invitados…es mejor resolverlo cuanto antes.
Por último, liberaos de obligaciones los días previos a la boda, si vuestro trabajo lo permite. Esos días es bueno dedicarlos a ultimar algunos detalles, relajarse, cuidar el cuerpo y disfrutar con tu pareja de los preparativos desde la tranquilidad.
4. Procura no obsesionarte.
Está claro que es un momento muy importante pero no perdáis la perspectiva; será un día feliz porque te casas con la persona a la que quieres…, esto de por sí ya es suficiente, y el resto es adornar ese momento. Cuando estéis más presionados, recurrid a pasar un tiempo juntos, salid a cenar con amigos, un paseo, un viaje…es decir, distraeros. Si estáis bloqueados en algún punto, dejad el tema unos días aparcado y retomadlo cuando podáis tratarlo con más tranquilidad y sobre todo, cuando podáis tomar decisiones más acertadas, no bajo tensión emocional.
5. Tu pareja es lo más importante.
Recordad de vez en cuando toda vuestra historia y lo que os ha unido. La principal motivación en todo el proceso de los preparativos: intentar que ese día esté plagado de complicidad e ilusión conjunta. Olvidando formalismos, ideales y estereotipos. Simplemente hay un objetivo principal, hacer del día de vuestra boda, el día especial para tu pareja, sorprenderle, tener buena actitud y disfrutar el uno del otro.
6. Autocuidados.
Ser constantes con el ejercicio físico, la buena alimentación, las actividades lúdicas, descansar… por mucho estrés que exista, es fundamental. Hay que intentar llevar el ritmo de vida normal hasta casi el último día. De esta forma, tu mente y tu cuerpo, notarán mucho menos la ansiedad y el estrés, ya que no lo sacarás de la rutina ni le quitarás las vías liberadoras de estrés.
7. Siempre juntos.
Preparar una boda es una responsabilidad compartida entre ambos. Será positivo si os planteáis el reto como una oportunidad para pasar tiempo juntos, conoceros mejor, entrenaros en resolución de problemas y apoyaros incondicionalmente. Los meses previos no tienen por qué ser un suplicio para la pareja, sino unos meses de fortalecimiento y de afianzar una de las decisiones más importantes, que es la de compartir tu vida con otra persona.
Marta Gómez Laguna. Psicóloga