Hada Madrina o Bruja Maléfica

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Mi amiga se casa

Entramos en una preciosa cafetería donde el aroma a dulces recién horneados nos embriagó nada más cruzar la puerta. Reinaba entre nosotras un ambiente de expectación. Habíamos quedado las amigas e intuíamos que no era una cita más. Cuando ella nos pidió que nos reuniéramos su alegría era muy especial, “algo” había planeado, y se intuía singular y único, lo supimos desde el primer sorbo de té de aquel encuentro.

Se casaba, nos lo dijo con una preciosa mirada llena de luz e ilusión.

Nuestra enhorabuena, y nuestros gritos de júbilo y emoción fueron la tónica dominante del encuentro amistoso de aquella tarde que dominaría nuestro pensamiento durante los siguientes y hasta la fecha señalada.

Ella se merecía lo mejor: el mejor chico (su futuro esposo), el mejor entorno, la mejor ceremonia, y lo mejor de nosotras, sus amigas desde la infancia, sus confidentes del alma.

¿Cuándo seria la boda? No anticipó fecha exacta, sin embargo la estación del año condiciona un sinfín de detalles, como el lugar, el entorno, el tipo de ceremonia, etc.

Nosotras queríamos algo singular, alejado de la rutina y cotidianeidad de estas ceremonias y nuestra presencia seria clave para hacer que fuera un día inolvidable.

Enseguida pensamos que la acompañaríamos desde antes de la salida de su casa, esa casa que en otro tiempo fue la de nuestros juegos. Ella iría perfecta, estaría ideal a todos los ojos, y nosotras deberíamos contribuir a esa perfección.

Acordamos que nos encargaríamos cada una, de algún detalle especial, para que la ceremonia tuviera nuestro “toque” particular, y manifestara nuestra profunda y verdadera amistad. Y nosotras ¿Qué nos pondríamos? Vestidos, colores, aderezos, lo que teníamos claro es que ante todo la apoyaríamos, para que ella luciera como la mejor de las novias y de las amigas. Iría maravillosa, así seria.

En primer lugar, empezamos a pensar en los colores para formar una paleta que hiciera a la novia aun más atractiva si cabe. Habríamos de descartar el blanco, claro está, que es color reservado en exclusiva para la novia pero ¿Qué hacer con el negro? Este dudoso color, identificado con el luto hasta hace muy poco, resulta no obstante en este momento sinónimo de elegancia y sofisticación, aunque ¡Cuidado! La clave está en el tipo de vestido y los complementos.

Si elegimos el negro, debemos de considerar que resulta mucho más apropiado para la noche que para la mañana; en cuanto a los complementos pueden ser el mejor toque de elegancia y glamour, que puede incluir un estampado o aplicaciones-joya; de esta forma este no color puede ser una original opción. Decía del negro Coco Chanel, que “revelaba el resplandor de una mujer” y no olvidemos que el negro arrasa con todo.

Pero la novia tiene que ser el centro, y todo ha de girar a su alrededor en un día tan señalado como ese, de modo que volvamos nuestra vista hacia otro tipo de tonalidades.

El AZUL, en toda su gama nos recuerda el cielo y el mar, triunfo seguro, también comunica calma y serenidad, que ese día nos harán mucha falta.

El ROJO, color de la vida desde el rubí, relacionado con el poder hasta el rojo valentino, no solo es adecuado, sino que una mujer vestida de rojo, es como una heroína en medio de la multitud y ese día habrá mucha gente.

El VERDE, color de la naturaleza, de la buena salud y del deporte, ya sabemos lo que reza el refrán “la que con verde se atreve por guapa se tiene”, y guapas vamos a ir todas.

El NARANJA, cuya puesta de moda se llevo a cabo por Hermés, como consecuencia de un afortunado error en las tintadas tras la segunda guerra mundial. Es conocido como un símbolo de lujo, de juventud y de extroversión, liberador de emociones negativas, y ese día no queremos ningún “mal rollo”

Podríamos seguir hablando de colores, pero no podemos dejar de referirnos a los tonos empolvados, rosas envolventes, ultrafemeninos, esta paleta cromática es enorme. Con ese matiz aterciopelado que no hay que confundir con los “pastel” son muy apropiados en cualquiera de estas ceremonias y en toda su delicada gama. Seguro que a ELLA le gustaría vernos así. ¡Ufff! Esto es una preciosa locura.

Hablemos ahora del largo del vestido Si la ceremonia acontece por la noche podemos utilizar el largo, contando con el previo permiso de la novia. Debemos de consultar a nuestra protagonista. Por la mañana, siempre corto o midi, tan elegante y tan de moda esta temporada, es una apuesta segura.

Los accesorios, diademas y tocados podemos llevarlos a cualquier hora del día, son el complemento perfecto, pero la pamela exclusivamente si la ceremonia tiene lugar durante la mañana, ¡Ah! Y no olvidemos que no puede retirarse hasta después del banquete, aun cuando esto nos plantee algunos inconvenientes.

El peinado, muy personal, marcará el estilo de los pendientes que debe de ser adecuado a nuestra silueta y a nuestro gusto. Todos estos accesorios son muy personales.

También es importantísimo que con todo lo que llevemos puesto no nos sintamos extrañas; lo fundamental, es estar a gusto con nosotras mismas, lo contrario nos quitaría espontaneidad y haría que nos olvidáramos de nuestro principal objetivo, la felicidad de nuestra amiga.

¿Y los zapatos y el bolso? Se han llevado a juego hasta hace poco tiempo pero en este momento no tienen por que ser del mismo tono, a no ser que queramos un total look. Lo más importante es que la gama de colores que llevemos resulten armónicos y naturales. El bolso pequeño, y los zapatos cómodos, a ser posible. No olvidemos que un complemento incorrecto puede estropear el look o mejorarlo considerablemente.

Finalmente, las joyas deberían de ser de calidad obviando en lo posible la bisutería sin incurrir en excesos.

Hemos quedado en reunirnos otra vez, o las que sea menester, para ayudarnos a mejorar cualquier detalle, y eso por ultimo no olvidemos que, como decían nuestra madres, hemos de vestirnos completamente unos días antes, solo y exclusivamente para corregir cualquier detalle que pueda resultar inadecuado.

Es fundamental que lo que decidamos lo comentemos antes con nuestra amiga, bueno, no todo, pues el emotivo video que vamos a prepararle, nuestros regalos, el convite y el baile, etc., serán absoluta sorpresa, y por supuesto no lo comentaremos aquí.

¿Me tocará el ramo?

S. Ayllón

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Las amigas de la novia

¡No sin ellas!

Cada vez cobran más protagonismo las amigas de la novia y de eso no hay duda. Desde el momento que decidimos que nos casamos, son las primeras a las que les hacemos llegar la noticia.

Las amigas son confidentes, conocen nuestros mayores secretos, nos ayudan, y permanecen a nuestro lado. Organizarán nuestra despedida de soltera. Así que, ¿por qué no sorprenderlas el día de nuestra boda? Probablemente sea recíproco, y sumará sentimientos de verdadera amistad y cariño a cada momento del día.

Proponerles que vistan de largo es una fantástica idea. El vestido largo, las hará brillar y se sentirán todo lo importantes que son.

Tanto si la ceremonia es civil como si es religiosa, invitarlas a dedicaros unas palabras será bien recibido por ellas. Pero se trata de sorprenderlas, así que prueba a preparar también unos apuntes y dedicárselos en un momento determinado del banquete, por ejemplo. Las lágrimas de emoción estarán garantizadas.

La tradición de tirar el ramo de novia entre las amigas está ya desfasado. Mejor prepara pequeños ramos similares al tuyo y entrégalos personalmente a tus amigas del alma. Verás cómo sonríen de felicidad.

Tras abrir el baile con el novio, dedícales a ellas un tema que sea especial para vosotras. Esa canción que bailabais como locas en la discoteca, o la que os hacía abrazaros en una piña y cantar a pleno pulmón.

Es posible que, por su parte, hayan preparado algún video con fotos de vuestra amistad, o una sorpresa en forma de regalo especial, confeti, suelta de globos…

Dile al fotógrafo que inmortalice esos momentos con ellas. Hazlas también partícipes de la pre-boda y la post-boda. Cuando volváis del viaje de novios, pídele copias de las mejores fotos y regálaselas a cada una, dedicadas, por supuesto y con una nota de agradecimiento.

Los recuerdos siempre permanecerán, igual que las amistades que se cuidan.

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Protocolo

Me han invitado y ahora… ¿qué me pongo para ir a la boda?

Llega el momento esperado, y sabemos que, como amigas de la novia, tenemos que estar a la altura de las circunstancias. –“¡No podemos vestirnos de blanco como la novia!”- dirá una del grupo. – “¡Uy! ¿Hay que ir de largo o de corto?”- dirá otra…

Aquí os dejamos unos consejos, según indica el protocolo, de lo que es correcto o no llevar en cuanto a vestuario se refiere.

1. Pues sí, efectivamente, no debemos vestirnos de blanco si somos invitados de una boda; le restaríamos protagonismo a la novia… ¡y eso no está bien!

2. ¿Me visto de negro? Pues tampoco es esa la elección más acertada. Hay muchísimos colores con los que vestirnos, sin restar elegancia al conjunto elegido. El negro debemos dejarlo para funerales… no es buena opción por tanto.

3. ¿Corto o largo? En general, el protocolo nos dice que el traje de cóctel es acertado tanto en las bodas de día como en las que se celebran de noche, con largos para las faldas que van desde poco más arriba de la rodilla hasta la mitad de la pantorrilla, aproximadamente. En todo caso, si la boda es por la noche, es preferible consultar a la novia si podemos ir de largo. La opción de un vestido largo se suele reservar para madrinas, damas de honor o amigas íntimas de la novia, e insisto, siempre que sea por la noche.

Si optamos por un mono, éste podremos vestirlo en ambas ocasiones, así que será una opción con la que siempre acertaremos.

4. ¿Y si me paso con el escote? Pues obviamente, lo mejor es un escote discreto, sobre todo si tenemos que asistir a una ceremonia religiosa. La espalda al descubierto se considera también escote, así que ¡ojo con pasarse!

5. Pamela, sombrero, tocado, diadema… no todo vale para todo. Las pamelas son adecuadas para llevar de día, pues su fin es protegernos del sol, pero a partir de las seis o las siete de la tarde, el protocolo nos dice que no es correcto llevarlas. Por tanto, la opción más acertada, en este caso, es llevar tocado, pues tanto para bodas de día, como de noche, lucirán perfectas como complemento.

Recordaremos que tanto la pamela como el tocado no hay que quitarlos en ningún momento del día. En todo caso, se puede aceptar su retirada tras el banquete, para el baile, y una vez que los novios ya hayan procedido a la apertura del mismo.

6. Bolsos, carteras y clutchs, ¿a juego con los zapatos? La moda actual nos dice que ya no. Hace años el protocolo nos advertía que había que combinarlos. Sin embargo, en la actualidad, y dada la vertiente más divertida de la moda, no es necesario que sean del mismo color. Optar por carteras y clutchs pequeños y cómodos suele ser una buena opción.

7. “Llevaré en el coche unos zapatos para cambiarme”. Pues debo decirte que el protocolo nos dice que debemos mantener los mismos zapatos todo el tiempo, así que igual hay que decantarse por unos zapatos de tacón cómodos. Si la boda es en una zona ajardinada o con césped, se puede optar por unas cuñas o unos protectores de tacón para no hundirnos en la tierra.

8. “Aprovecho la ocasión para lucir mis joyas”. Otro error que se suele cometer es el de querer lucir demasiadas joyas y complementos. Recordad que menos es más. Si hemos destacado un tocado, mejor llevar alguna joya sencilla; por el contrario, si lo que queremos es deslumbrar con un colgante especial, dejemos que los ojos se vayan a ese detalle, sin ornamentar demasiado el resto.

Esperamos que estos consejos de protocolo os sirvan para ser las invitadas perfectas. ¡No me deis las gracias!